Inauguración, en presencia del artista, jueves 4 de noviembre, a las 20.00 h.
Michel Soskine tiene el placer de presentar la primera exposición en España del artista californiano Russell Crotty (San Rafael, 1956).
La muestra reúne su último trabajo y consistirá en 4 de sus esferas suspendidas, 16 dibujos y 2 libros de gran formato.
Esta primera exposición individual en España coincide con la muestra Compass in Hand: Selections from the Judith Rothschild Foundation Contemporary Drawings Collection, que incluye varias de sus obras, y que llega al IVAM (Valencia) tras su paso por el MOMA (NY), museo que recientemente ha adquirido dicha colección.
Hay tres pasiones con las que podría identificarse tanto el modo de vida de Crotty como el trasfondo de su obra: El dibujo, la Astronomía y el surf. Las noches que Russell Crotty pasa contemplando el Espacio desde su observatorio, sobre el Pacífico, se traducen en esbozos del paisaje planetario y siluetas de la anatomía terrestre. El desarrollo de estos primeros apuntes aporta una visión humanística sobre una ciencia que nos escapa, la del espacio.
La obra de Crotty devuelve a nuestra conciencia estética valores de lo infinito y lo sublime: conceptos que desde la Antigüedad son sinónimo de ese “temor controlado que atrae al alma” (Longinos), del estupor ante la inmensidad, el infinito, el silencio... Conceptos revisados por Burke y Kant en el XVIII y que dominaron la estética del Romanticismo un siglo después.
Ya desde niño Crotty entrenó su ojo a mirar el cielo. Primero aprendió a observarlo y posteriormente a extraer de él información, ayudado entre otros medios por la Association of Lunar Planetary Observers, (ALPO) de la que fue miembro durante años. También ha habido personalidades que le han precedido en sus esfuerzos como algunos de los Victorian Gentleman Astronomers.
William Parsons descubrió en el s. XIX galaxias espirales de las que hizo maravillosos dibujos. E. L. Trouvelot dibujó las estrellas con tal exactitud que los astrónomos de Harvard y el Observatorio Nacional de EE.UU le invitaron a utilizar sus telescopios para recoger sus descubrimientos. El ojo puede alcanzar sutilezas que son invisibles a la fotografía, señala Crotty.
Sus paisajes del cielo o Skyscapes nacen de apuntes que empiezan siendo “ardientemente empíricos”. A partir del esbozo desarrolla un lenguaje más libre con el que traspasa los rigores de la ciencia astronómica.
La escritura del artista aporta un valor nuevo a la representación del paisaje de los dibujos presentados. Su caligrafía, aunque mayúscula, tiene identidad y se incorporan al ritmo de los trazos del dibujo. Conformando palabras sueltas de un significado misterioso y evocador o frases estructuradas que arrojan un mensaje de alarma sobre la conservación de la Tierra, adoptan las formas del paisaje y juegan en el umbral entre significado y significante.
“El tiempo que Crotty pasa observando los planetas y las estrellas está absorbido en su trabajo, si bien este trabajo es el fruto de su imaginación”. (David Frankel, Introducción al monográfico de Russell Crotty, Ed. Marquand Books)
Crotty se plantea la ambiciosa tarea no sólo de representar el espacio, sino el Espacio Exterior. Y la aborda desde la limitación del papel y la sencillez de un bolígrafo Bic. Pacientemente, con trazos cortos, va tejiendo una suerte de lluvia fina, una atmósfera tan envolvente como la noche que inicialmente inspira sus dibujos.
Hay una cualidad muy íntima tanto en el hecho de observar el cielo desde el telescopio, como en traducirlo mediante el dibujo. “Esa piel de tinta (skin of ink) da una noción del tiempo que con pintura no podría obtener”. Este proceso es también su manera de detenerse, de respirar al ritmo de la naturaleza, en contraposición al frenético ritmo de nuestro siglo.
Como soporte, alterna el papel en hojas sueltas con páginas de libros, que a veces alcanzan un tamaño monumental. Con los paisajes estelares que llenan sus páginas traduce el movimiento y la continuidad del Universo.
Este papel, montado en esferas de fibra de vidrio, da lugar a sus enigmáticos globos que, suspendidos en el aire, traspasan el umbral del dibujo
para introducirse en el ámbito de la escultura. Del papel cuadrado donde el dibujo es delimitado por el círculo, da el salto a la esfera, rotundamente tridimensional. Elige estos formatos, además de por la adecuación de forma y contenido, por el deseo de transmitir lo que él experimenta cuando se asoma a un telescopio: que estamos mirando (hacia) otra dimensión, donde las coordenadas de tiempo y espacio sobrepasan nuestra capacidad de comprenderlas.
El telescopio es para Crotty como una máquina del tiempo, y sus dibujos transmiten esta idea: “Mirando algunas galaxias estás contemplando algo que está a 50 millones de años luz de distancia, y sin embargo resulta algo tan íntimo al mirarlo (...) La profundidad del tiempo transcurre a tu alrededor, la Via Láctea pasa por encima de tu cabeza, y tú eres parte de todo ello”.
Crotty ha intervenido en la instalación de la exposición Globes, Drawings and Books con un preciso sentido del espacio, muy en la tradición minimalista que le influenció durante sus años de estudiante en el San Francisco Art Institute y posteriormente en la Universidad de California. Cada esfera está destinada a un lugar muy concreto del espacio y pretende restaurar ese sentimiento de que todo en el Universo se mueve, y por minúsculos que seamos, somos parte vital de ese movimiento.
La obra de Russell Crotty puede encontrarse en colecciones públicas como el Centre Pompidou de Paris, el Whitney Museum o el MOMA en NY, el San Francisco Fine Arts Museum, el Museum of Contemporary Art de Los Angeles en California.
Además de un monográfico editado en 2006, existen varios libros sobre su trabajo. Está incluido en Vitamine D de Phaidon Press, y en varios libros sobre la colección de dibujo del MOMA como Drawing From the Modern, entre otros.