Inauguración: 2 Febrero, 20h00 - 22h00.
En presencia del artista.
Michel Soskine presenta en su galería de Madrid y en ARCOmadrid la primera exposición individual en España del artista cubano Abel Barroso (Pinar del Río,1971). La muestra reúne una instalación, 11 “esculturas – objetos” de madera y una decena de dibujos en tinta y collage.
En sus “objetos – arquitecturas” Barroso que vive en la Habana, nos ofrece trabajos en los que graba en la madera signos ilustrando la confrontación del ser humano con la invasión tecnológica, las fronteras virtuales o reales de la globalización y también las paredes de una migración denegada al sueño del consumo global.
Barroso forma parte de una generación de artistas que renovó estéticamente el grabado cubano a inicios de los 90, transformando la técnica de la xilografía tradicional (grabado en madera) en objetos tridimensionales. “Si por un lado el grabado es considerado un género conservador, desde que yo comencé a crear decidí hacer algo diferente con el grabado, usar su lenguaje, desarrollarlo de la manera que me interesaba, buscar nuevas variantes... quería revolucionar sobre la base, por ejemplo, hacer grabados tridimensionales.”
Con esta técnica manual y personal (el artista utiliza una madera específica de los árboles de su pueblo natal), se contrapone al significado de los objetos creados: teléfonos, ordenadores, cámaras - productos industriales y sin alma. Las obras expuestas conceptualizan el tránsito del ser humano hasta las fronteras de un mundo desarrollado. Las imágenes de carácter artesanal nos ofrecen a su vez el contraste de una tecnología tropical (referencia humorística a la fruta caribeña) frente a la frialdad y lo absurdo de la Fabricación global.
Las obras Visa Monopoly, La Rueda de la Fortuna o Build your own Travel Kit, parecen a primera vista juguetes para niños, divertidos e inocentes, sin embargo son juegos para adultos. A través de ingeniosos títulos y del uso de imágenes de señalización global como El Pasaporte, La Visa, La Embajada y La Cámara de Vigilancia, etc… Barroso reutiliza dichos símbolos de nuestro mundo Orweliano, para crear su propio lenguaje. Sus objetos requieren la participación del espectador y como explica la profesora Michèle Dalmace (especializada en arte del Caribe Hispánico) “estos aluden al desfase entre unos juegos practicados fuera, desprovistos de sociabilidad y los juegos socializados cubanos”.
Barroso busca la implicación social otorgando a la obra una dimensión humana pero, irónicamente ésta queda dividida entre los espacios fracturados de sus laberintos, puentes y muros. Fronteras que nos recuerdan las diferencias entre las ciudades reales y las mentales (El Dorado).
La Isla Inconforme, 2011 se encuentra atrapada entre paredes virtuales y caminos laberínticos y queda controlada por una ciudad de rascacielos. La ciudad aparentemente cosmopolita es por el contrario un agente excluyente y marginador. El continuo desbordamiento de las aguas (la globalización) provoca la desaparición de la pequeña isla (identidades independientes).
A partir de la Revolución Cubana, las artes han sido apoyadas por el sistema institucional.
La primera Bienal de La Habana en 1984 supuso la apertura en Cuba de un arte descolonizado, efímero, fuera de los canales de distribución y de los compromisos mercantiles internacionales. La generación de los artistas de los años 90, a quien pertenece Barroso, va mas allá rompiendo los géneros. Éste a su vez, utiliza un agudo sentido del humor.
“Toda su producción trata de las fronteras reales, materiales, geopolíticas o socio-económicas mediante temas polémicos que afectan a los cubanos y al hombre en general, y los desfases que éstas van generando. Él evoca otras fronteras, más paradójicas y a veces porosas, que sugieren resistencias y pérdidas y que se erigen entre la realidad de lo cotidiano y del deseo, haciendo de la condición social local el punto de partida de la percepción emocional y conceptual.” (Michèle Dalmace).
Graduado en el Instituto Superior de Arte de la Habana en 1995, Abel Barroso ha expuesto en varias galerías cubanas y en el extranjero. Sus obras se encuentran en el MoMA, la Fundación Bacardi, el Centro Wilfredo Lam (Cuba) y The Blanton Museum of Art, University of Austin, Texas. En mayo el Museo Nacional de Bellas Artes de la Habana presentará su primera exposición individual durante la Bienal.